Memoria restaurada mediante el descanso en la Palabra de Dios

Tengo sesenta y siete años y me costaba recordar nombres, como los de las estrellas de cine de películas populares. Incluso me costaba encontrar las palabras adecuadas para expresarme y temía que fuera el principio de problemas de memoria.

Un día, abrí el refrigerador y descubrí que había metido algo que no debía. Por lo visto, esto es algo habitual en las personas con problemas de memoria. No pueden imaginarse lo aterrador que fue para mí: pensé que me enfrentaba a un futuro de demencia e incapacidad para cuidar de mí misma.

Empecé a tomar una medicina cara que supuestamente ayudaría con la enfermedad. Luego escuché los sermones del pastor Prince sobre cómo Jesús ya había tomado todas nuestras enfermedades y cómo tenemos la mente de Cristo. Decidí simplemente confiar en la obra terminada de Jesús, creí que Él ya había comprado mi sanidad en la cruz.

Hoy, mi memoria es casi perfecta. No tengo problemas para recordar nombres e incluso me asombra cómo puedo recordar hechos y detalles de hace décadas. Ahora miro al futuro con confianza.

Anónimo  |  Arizona, Estados Unidos