Acerca de New Creation TV

Acerca de New Creation TV

Iluminando el mundo con la buena nueva de Jesús, un idioma a la vez.

Un amor que te conoce por tu nombre. Una esperanza que te sostiene en la noche. Un perdón que te abraza con los brazos abiertos.

Muchas personas en todo el mundo aún no han descubierto la belleza de Jesús y lo que hizo en la cruz: la buena noticia que nos saca de las tinieblas y nos lleva a la luz.

Por eso tenemos una misión: Compartir el Evangelio en los distintos idiomas del mundo, ¡para que sean aún más los que experimenten Su gran amor por ellos!

Jesús, el que saca vidas de la oscuridad

Desde la sanidad sobrenatural de enfermedades hasta la liberación de adicciones y la restauración de relaciones. Seguimos escuchando de personas de todo el mundo cómo el encuentro con Jesús ha cambiado sus vidas.

En todas las naciones, el impacto que hemos visto a través de nuestro creciente alcance digital y televisivo nos da aún más razones para continuar nuestro viaje.

Y sabemos que aún queda mucho por hacer.

Donde New Creation TV llega a todo el mundo

Como brazo misionero global de iglesia New Creation, hacemos posible que más personas de todo el mundo se encuentren con la Persona de Jesús, a través del ministerio del Pastor Joseph Prince:

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Nuestra presencia

18
idiomas diferentes a los que se traduce el Evangelio
200+
países y territorios New Creation TV se emite y emite en streaming

Deja que el Evangelio ilumine tu vida hoy, al encontrarte con Jesús y Su asombrosa gracia:

Sobre el pastor Joseph y Wendy Prince

Una voz destacada de la Revolución de la Gracia

Con más de dos décadas de ministerio a tiempo completo a sus espaldas, el pastor Joseph Prince es hoy una voz destacada en la proclamación del evangelio de la gracia en todo el mundo a través de sus libros, recursos didácticos y ministerio televisivo.

El autor de los libros mas vendidos como The Power of Right Believing (El poder de creer correctamente), Destined To Reign (Destinado para reinar) y Unmerited Favor (Favor inmerecido), el pastor Prince es también un conferenciante muy solicitado. Ha impactado a líderes eclesiásticos de todo el mundo al predicar con audacia el evangelio de Jesús sin adulterar. Es conocido por enseñar la Palabra de Dios de una manera fresca, práctica y reveladora que siempre desvela a Jesús. Su estilo de predicación humorístico, dinámico y atractivo le atraido un efecto amplio de telespectadores que sintonizan su programa diario de televisión. Su programa llega actualmente a millones de hogares en Norteamérica, Europa, África, Australia e Israel, tanto en cadenas seculares como cristianas.

El Señor me dijo,
‘Trae a Mi Hijo de vuelta a la iglesia’.
– Pastor Joseph Prince

Bajo el liderazgo del pastor Prince, la iglesia New Creation se ha multiplicado por más de cien. Actualmente trabaja en la iglesia de forma voluntaria.

Habiendo construido y establecido el liderazgo y la congregación de Iglesia New Creation sobre el fundamento seguro de Jesucristo, el pastor Prince está ahora cumpliendo activamente, en todo el mundo, el mandato que Dios le ha dado de predicar el favor inmerecido de Dios sin concesiones. Dirige Joseph Prince Ministries, Inc, una organización internacional sin ánimo de lucro que trata de edificar, animar e inspirar a la gente con el evangelio de Jesucristo a través de la radiodifusión televisiva, así como de la nueva tecnología de los medios de comunicación. El ministerio del pastor Prince como pastor, profesor, conferenciante y autor sigue transformando muchas vidas, liberando a la gente del pesado yugo de la ley, la culpa y la condenación al señalarles a Jesús y Su obra consumada en el Calvario.

El pastor Prince cree en lo mejor de las personas y se compromete a ayudarles a descubrir cómo pueden reinar en la vida mediante la abundancia de la gracia y el don de la justicia. Su deseo es ayudar a esta generación de creyentes a entender el nuevo pacto de gracia y a darse cuenta de lo enormemente bendecidos, altamente favorecidos y profundamente amados que son por su Padre celestial.

Wendy Prince

Esposa devota del pastor Prince y madre amorosa de Jessica Shayna y Justin David, Wendy Prince personifica a la mujer virtuosa mencionada en Proverbios 31. Es una fuente constante de amor y apoyo para el pastor Prince, y se ha comprometido a educar a Jessica Shayna y Justin David en los caminos del Señor. Su humildad, calidez y amor genuino por Dios y las almas la han llevado a aconsejar y tocar muchas vidas.

Rezo para que, como Iglesia, seamos como María, sentada a los pies de Jesús, haciendo lo único necesario: beber de Él y recibir de nuevo su amor y su gracia cada día.
– Wendy Prince

Acerca de la Iglesia New Creation

La Iglesia New Creation es una iglesia local con sede en Singapur.

Nuestra visión es ver a Jesús en toda la belleza de Su persona y la perfección de Su obra, y darlo a conocer a través de la predicación del Evangelio.

En la Iglesia New Creation, creemos que somos los amados de Dios. Él lo demostró entregando libremente lo mejor del cielo, Su único Hijo Jesús, por ti y por mí. Cuando recibimos una revelación de esta verdad, somos transformados por Su gracia de adentro hacia afuera. ¡Esa es la belleza de creer y vivir en el amor y la gracia de Papá Dios!

El pastor Joseph Prince predica regularmente en la Iglesia New Creation de forma voluntaria, y sus mensajes centrados en Cristo llegan diariamente a millones de personas en todo el mundo.

Declaración de no afiliación

Aparte de los mencionados específicamente en nuestro sitio web o en nuestra correspondencia oficial, la Iglesia New Creation no está afiliada a ninguna iglesia, ministerio o ministro, organización, movimiento o plataforma digital, ya sea local o extranjera. Cualquier individuo, iglesia, organización o grupo que afirme estar afiliado a la Iglesia New Creation (y/o al Pastor Joseph Prince) lo hace sin nuestro conocimiento o permiso y no nos representa.

Si tiene conocimiento de algún individuo, iglesia, organización o grupo que afirme estar afiliado o respaldado por nosotros (y/o por el Pastor Joseph Prince) y/o que utilice tal afirmación para recaudar fondos o para anunciar sus eventos, por favor infórmenos inmediatamente aquí.

Para saber más sobre la Iglesia New Creation, haga clic aquí.

LO QUÉ CREEMOS

Iglesia New Creation es una iglesia local con sede en Singapur. Nuestra visión es ver a Jesús en toda la belleza de Su persona y la perfección de Su obra, y darlo a conocer a través de la predicación del Evangelio.

Los invitamos a aprender más sobre los fundamentos de nuestra fe y lo que creemos sobre la superación del pecado, el poder de la gracia, el arrepentimiento, la provisión de Dios, la Santa Cena y la unidad de la Iglesia a la que Dios nos ha llamado en nuestras declaraciones de creencia a continuación.

También pueden leer un artículo sobre la Gracia Verdadera y la Gracia Falsas.

Creemos y afirmamos el credo de los Apóstoles y el credo Niceno.

Creemos en la autoridad de la Biblia como Palabra de Dios. Creemos que toda la Escritura está divinamente inspirada por Dios y es el fundamento inquebrantable de la sana doctrina (2 Timoteo 3:16-17).

Creemos que hay un solo Dios, que existe eternamente en tres personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo (Mateo 3:16-17, 2 Corintios 13:14, Efesios 4:4-6).

Creemos en la deidad del Señor Jesucristo, en Su nacimiento virginal, en Su vida sin pecado, en Su poder para sanar, en Sus milagros, en Su muerte expiatoria mediante Su sacrificio en la cruz, en Su resurrección corporal y en Su ascensión a la diestra del Padre como nuestro Sumo Sacerdote y Mediador. Creemos que el Señor Jesús regresará tal como lo prometió (Juan 14:2-3, Mateo 24:30).

Creemos que el bautismo en agua es una expresión externa de nuestra fe que demuestra la identificación del creyente con la muerte, sepultura y resurrección de nuestro Señor Jesús (Hechos 8:12, Romanos 6:4).

Creemos que el Espíritu Santo es nuestro Consolador. Él nos guía en todas las áreas de nuestras vidas (Juan 14:26). Creemos en el bautismo del Espíritu Santo con la evidencia de orar en el Espíritu (Hechos 2:1-4). Creemos en los nueve dones del Espíritu y los nueve atributos del fruto del Espíritu (1 Corintios 12:7-11, Gálatas 5:22-23).

Creemos en la buena noticia de que tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, Jesús, y que todo el que crea en Él no perecerá, sino que tendrá vida eterna. Porque Dios no envió a Su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él (Juan 3:16-17). Creemos que estamos llamados a llevar esta buena nueva -el evangelio de la gracia- a todas las naciones (Hechos 20:24).

Creemos que Jesús es el camino, la verdad y la vida (Juan 14:6). Todos los que invoquen el nombre del Señor Jesús se salvarán (Romanos 10:13). La Biblia nos dice: "Si confiesas con tu boca a Jesús por Señor, y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salvación." (Romanos 10:9-10, NBLA).

Creemos que el pecado nos separó de un Dios santo y que la pena por el pecado es la muerte. Romanos 6:23 (NBLA) nos dice: "Porque la paga del pecado es muerte". La buena noticia es que Romanos 6:23 no se detiene ahí. Continúa diciendo: "Pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro". En Cristo, "tenemos redención mediante Su sangre, el perdón de nuestros pecados según las riquezas de Su gracia" (Efesios 1:7, NBLA). La Biblia también nos dice: "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados, y limpiarnos de toda iniquidad." (1 Juan 1:9, RVR1977). Por lo tanto, es esencial que cuando alguien se convierte en creyente en Jesucristo, reconozca sus pecados, reconozca su necesidad de un Salvador, y tome la decisión personal de recibir Su completo perdón por todos sus pecados.

Creemos que como creyentes nacidos de nuevo en Jesucristo, estamos llamados a vivir victoriosamente sobre el poder del pecado y "para que anden como es digno del Señor, haciendo en todo, lo que le agrada, dando fruto en toda buena obra y creciendo en el conocimiento de Dios." (Colosenses 1:10, NBLA). Creemos que el pecado siempre va acompañado de consecuencias destructivas. Esto no es el resultado del castigo de Dios contra los creyentes, sino las consecuencias destructivas del pecado mismo. Para ilustrarlo, un creyente puede ejercer su libre elección y poner su mano en un fuego abierto. La consecuencia destructiva es el resultado de la elección proactiva de esta persona y no un castigo de Dios.

Creemos que la gracia es un maestro que enseña a los verdaderos creyentes a negar la impiedad y los deseos mundanos. La Biblia es muy clara al afirmar que "la gracia de Dios se ha manifestado, trayendo salvación a todos los hombres, enseñándonos, que negando la impiedad y los deseos mundanos, vivamos en este mundo sobria, justa y piadosamente," (Tito 2:11-12, NBLA). La gracia no es una licencia para pecar. Cualquier persona que haga esta falsa afirmación para justificar sus propias elecciones de vida no entiende el evangelio de la gracia y no representa lo que creemos.

Creemos que el pecado no tendrá dominio sobre los creyentes que tienen una revelación exacta del evangelio de la gracia y que se aferran a su identidad justa en Cristo. Romanos 6:8, 12-14 (RVA) lo deja claro: "Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él.... No reine, pues, el pecado en su cuerpo mortal de modo que obedezcan a sus malos deseos. Ni tampoco presenten sus miembros al pecado como instrumentos de injusticia sino, más bien, preséntense a Dios como vivos de entre los muertos, y sus miembros a Dios como instrumentos de justicia. Porque el pecado no se enseñoreará de ustedes, ya que no están bajo la ley sino bajo la gracia."

"Porque el pecado no se enseñoreará de ustedes, ya que no están bajo la ley sino bajo la gracia."(Romanos 6:14, RVA)

Creemos que el buen fruto del evangelio de la gracia conducirá a una vida victoriosa sobre el pecado, matrimonios hermosos, familias fuertes, generosidad genuina, y creyentes nacidos de nuevo que reinan en cada área de sus vidas para la gloria de Dios. Romanos 5:17 (LBLA) nos dice: "mucho más reinarán en vida por medio de uno, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia."

Creemos que los creyentes verdaderamente nacidos de nuevo no buscan excusas para pecar. ¿Cómo podrían hacerlo si han sido impactados por el amor y el sacrificio de Jesús? Creemos que están buscando una manera de salir del pecado y de la prisión del miedo, la culpa y la condenación. Hemos observado que cuanto más proclamamos la asombrosa gracia y el amor incondicional de Dios, más recibimos testimonio tras testimonio de personas de todo el mundo que han sido liberadas de la pornografía, el alcoholismo, las drogas y la inmoralidad sexual. Ese es el poder del evangelio de la gracia. Cuando se predica a Jesús, el pecado pierde su poder de dominio sobre la vida de las personas y se produce el verdadero arrepentimiento.

Creemos que hoy estamos bajo el nuevo pacto de gracia. "La ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo." (Juan 1:17, RVA). El antiguo pacto de la ley fue dado por medio de un siervo. La gracia y la verdad vinieron por medio del Hijo. La ley habla de lo que el hombre debe ser. La gracia revela quién es Dios al hombre. En el primer milagro de Moisés, él convirtió el agua en sangre, resultando en la muerte. En el primer milagro de la gracia, Jesús convirtió el agua en vino, dando como resultado la vida y la celebración. La letra mata, pero el Espíritu da vida (2 Corintios 3:6). Bajo la ley, Dios exige justicia al hombre en bancarrota espiritual. Pero bajo la gracia, Dios proporciona la justicia como un don (2 Corintios 5:21, Romanos 5:17).

Creemos que a través de la cruz en el Calvario, todos los que creen en Jesús y lo reconocen como su Señor y Salvador están bajo el nuevo pacto de gracia. Bajo la ley, Dios dijo que de ninguna manera absolvería al culpable, sino que visitaría sus pecados hasta la tercera y cuarta generación (Éxodo 34:7). Bajo la gracia, Dios dice: "Seré misericordioso con sus injusticias, y nunca más me acordaré de sus pecados ni de sus iniquidades." (Hebreos 8:12, RVC). La ley está centrada en el hombre, mientras que la gracia está centrada en Jesús. La ley se centra en lo que debemos lograr para ser justificados. La gracia se enfoca completamente en lo que Jesús ha logrado para nuestra justificación. Bajo la ley, somos descalificados por nuestra desobediencia. Bajo la gracia, somos calificados por la obediencia de Jesús. Bajo la ley, somos hechos justos cuando hacemos lo correcto. Bajo la gracia, somos hechos justos cuando creemos correctamente (Romanos 4:3-8).

"La ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo." (Juan 1:17, RVA)

Creemos que los Diez Mandamientos son santos, justos, gloriosos y buenos, y tenemos la mayor honra y estima por la perfecta ley de Dios. Creemos que los Diez Mandamientos son impecables en su norma y tan inflexibles en sus santos requisitos que, como explica Gálatas 3:11, (LBLA) "nadie es justificado ante Dios por la ley ." La justificación ante Dios sólo puede venir por la fe en Cristo: "Sabemos que el hombre no es justificado por las obras de la ley sino por la fe de Jesucristo, y también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, ya que por las obras de la ley nadie será justificado... Porque yo, por la ley, soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios. Pero con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. No desecho la gracia de Dios; pues si la justicia dependiera de la ley, entonces por demás habría muerto Cristo." (Gálatas 2:16, 19-21, RVC).

Creemos que los creyentes que han sido transformados por el poder de la gracia del Señor desearán cumplir y guardar las excelencias morales, los valores y las virtudes que abrazan los Diez Mandamientos. La verdadera gracia produce verdadera santidad. Como proclamó el apóstol Pablo: "El amor no hace mal al prójimo; por tanto, el amor es el cumplimiento de la ley" (Romanos 13:10,LBLA).

Creemos que el pueblo de Dios bajo la gracia no sólo cumple la letra de la ley, sino que, en Cristo, la supera y va más allá. Por ejemplo, la ley solo puede ordenar que uno no cometa adulterio, y mientras una persona puede guardar esa ley exteriormente, es posible que interiormente, todavía no tenga amor por su cónyuge. La gracia no solo se ocupa de la superficie o de la modificación del comportamiento exterior, sino que va más profundo. Enseña a un hombre a amar a su esposa como Cristo amó a la iglesia y a construir un hermoso matrimonio basado en el poder de la cruz. Ese es el poder transformador de la gracia de Dios. El poder de amar y de vivir vidas moralmente glorificantes proviene de experimentar primero el amor más íntimo del Señor por nosotros (1 Juan 4:19). Habiendo experimentado la gracia extravagante de Dios, uno no sólo no codiciará lo que pertenece a su prójimo, sino que también tendrá el poder de ser generoso con su prójimo y su comunidad. Creemos que esto es lo que le ocurrió a Zaqueo después de experimentar de primera mano la gracia de Dios. Dijo: "He aquí, Señor, la mitad de mis bienes daré a los pobres, y si en algo he defraudado a alguno, se lo restituiré cuadruplicado." (Lucas 19:8, LBLA).

Creemos que es esencial entender el significado original de la palabra griega "arrepentimiento" y no sólo la tradición de hacer penitencia externa. La palabra griega para "arrepentimiento" es metanoia, que significa "cambio de mentalidad". El arrepentimiento que implica un auténtico cambio de mentalidad es más profundo que las expresiones puramente externas de arrepentimiento. Una persona puede parecer exteriormente arrepentida e incluso llorar lágrimas amargas y aún así no experimentar un avance sobre su pecado. El verdadero arrepentimiento (metanoia) habla de una contrición genuina, un reconocimiento de haber obrado mal y un verdadero deseo interior de apartarse del pecado y volver a la gracia teniendo una revelación de la cruz (2 Corintios 7:9-10).

Creemos que uno sólo puede experimentar el verdadero arrepentimiento y liberarse del pecado teniendo fe en la eficacia de la obra terminada de nuestro Señor Jesús. Creemos que si un creyente ha caído en pecado y está luchando con un hábito pecaminoso hoy, es esencial que cambie de opinión y crea por fe que incluso ese pecado ha sido castigado en el cuerpo de Jesús, y comience a recibir de nuevo el perdón de Dios, el favor inmerecido de Dios y la justicia de Dios para superar esa debilidad. Animamos a todos los que han fracasado a que no huyan de nuestro Señor Jesús, sino que corran hacia Él. Jesús es la solución, la respuesta y la victoria para salir del ciclo destructivo del pecado (Romanos 5:17).

Porque si por la transgresión de uno, por este reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por medio de uno, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia. (Romanos 5:17, LBLA)

Creemos en la santificación progresiva. En el momento en que recibimos a Jesús como nuestro Señor y Salvador, fuimos perdonados, limpiados, perfeccionados en justicia y salvados. También fuimos santificados en Cristo (Hebreos 10:10). Sin embargo, es importante entender que la revelación y la realización de nuestra santificación en Cristo son progresivas. Como creyente, no podemos volvernos más justos, pero podemos volvernos más santificados o santos en términos de cómo vivimos nuestras vidas. En otras palabras, mientras que un creyente ha sido justificado y hecho justo por la sangre de Jesús de una vez por todas, la santificación es continua en su crecimiento como cristiano. Cuanto más crece uno en la gracia y en su relación con el Señor cuanto más es lavado una y otra vez por el agua de la palabra de la gracia de Dios más crece en santificación y santidad. Por eso el autor del libro de Hebreos dice que "estamos siendo santificados" aunque hayamos sido "perfeccionados para siempre" por el único acto de obediencia de Cristo en la cruz (Hebreos 10:14).

Creemos que "toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia" (2 Timoteo 3:16, LBLA). Por lo tanto, desconfiamos de cualquier falsa "enseñanza de la gracia" que diga que el comportamiento, la disciplina, la corrección y la vida correcta no son importantes. La revelación del perdón no va en detrimento ni a expensas de una vida recta. Por el contrario, es el combustible que hace que la vida correcta suceda. Sin embargo, es vital que sepamos que el Señor nunca nos corregirá con trágicos accidentes, enfermedades y dolencias. La Biblia nos dice: "Porque el Señor a quien ama reprende , como un padre al hijo en quien se deleita" (Proverbios 3:12, LBLA).

Creemos que el corazón de nuestro Padre celestial es proveer a Sus hijos, igual que nosotros, que somos padres terrenales, deseamos proveer a nuestros hijos. Nuestro Señor Jesús expresó el corazón del Padre en el sermón de la montaña cuando dijo: "No os preocupéis, pues, diciendo: '¿Qué comeremos?' o '¿Qué beberemos?' o '¿con qué nos vestiremos ?'. Porque los gentiles buscan ansiosamente todas estas cosas; Que vuestro Padre celestial sabe que necesitais todas estas cosas" (Mateo 6:31-32, LBLA). Sin embargo, aunque nuestro Padre celestial desea que Sus hijos tengan abundantes provisiones y experimenten un buen éxito (2 Corintios 9:8, Josué 1:8, Salmo 1:1-3), no quiere que Sus hijos se consuman con el materialismo o se obsesionen con la búsqueda del dinero (Eclesiastés 5:10, Mateo 6:24).

El apóstol Pablo lo deja claro en su carta a Timoteo cuando escribe: "Pero la piedad,en efecto es un medio de gran ganancia cuando va aconpanada de contentamiento. Porque nada hemos traído a este mundo, asi que nada podemos sacar de el. Y si tenemos que comer y con que cubrirnos, con eso estaremos contentos. Pero los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchos deseos necios y dañosos que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición. Porque la raíz de todos los males, es el amor al dinero, por lo cual, codiciandolos algunos, se extrabiaro de la fe y se torturaron con muchos dolores. Pero tú, hombre de Dios, huye de estas cosas y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la perseverancia y la amabilidad" (1 Timoteo 6:6-11, LBLA). Creemos que nuestra prioridad es buscar primero a nuestro Señor Jesús en todas las cosas y hacer de Él, y no de la búsqueda del dinero y el éxito mundano, el centro de nuestras vidas. Cuando ponemos nuestra confianza en Él, Sus bendiciones nos siguen. Creemos que las bendiciones, la prosperidad y el buen éxito del Señor son holísticos y no simplemente materiales o financieros, y comienzan con la prosperidad del alma (3 Juan 1:2).

Amado, ruego que seas prosperado en todo así como prospera tu alma, y que tengas buena salud. (3 Juan 1:2, LBLA)

Creemos que las personas que están bajo la gracia tienen un espíritu de generosidad, dando libremente de su tiempo, energía y recursos financieros para apoyar, amar y cuidar a los menos afortunados. Como iglesia, participamos activamente y contribuimos generosamente a muchas iniciativas de base en nuestra comunidad local, así como a muchos esfuerzos de ayuda humanitaria en todo el mundo. A los que tienen una situación económica más desahogada, les animamos a seguir el consejo del apóstol Pablo: "A los ricos en este mundo, ensenales que no sean altaneros ni pongan su espersnza en la insertidumbre de las riquezas, si no en Dios el cual nos da abundantemente todas las cosas para que las disfrutemos. Ensenales que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, generosos y prontos a compartir. Acumulando para sí el tesoro de un buen fundamento para el futuro, para que puedan echar mano de lo que en verdad es vida." (1 Timoteo 6:17-19, LBLA). No suscribimos lo que se ha denominado el "evangelio de la prosperidad", ni enseñamos que todos los creyentes serán muy ricos. No abogamos por la codicia, el materialismo, la avaricia o el amor al dinero. Al contrario, enseñamos que los creyentes son bendecidos para ser una bendición para los demás (Génesis 12:3, 2 Corintios 9:8).

Creemos que la Santa Cena conmemora la muerte del Señor, y participamos de la Santa Cena en memoria de Él (1 Corintios 11:24-25). La Santa Cena también se conoce como Eucaristía, de la palabra griega eucharistia, que significa "acción de gracias". En la cruz, "El fue herido por nuestras trasgresiones, molido por nuestras iniquidades, El castigo por nuestra paz, cayo sobre Él, y por sus heridas hemos sido sanados" (Isaías 53:5, LBLA). Cuando recordamos y honramos la muerte del Señor participando por la fe en la Santa Cena, damos gracias y recibimos de nuevo todo lo que Él ha realizado en la cruz en nuestro favor, que incluye la salud, la integridad y la paz. Nos unimos al salmista al proclamar con gratitud en nuestros corazones: "Bendice, alma mía, al Señor, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es el que perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus enfermedades; el que rescata de la fosa tu vida, el que te corona de bondad y compasión; el que colma[b] de bienes tus años, para que tu juventud se renueve como el águila." (Salmo 103:1-5, LBLA).

Creemos en participar de la Santa Cena corporativamente como el cuerpo unificado de Cristo cada domingo, según la tradición de la iglesia primitiva en el libro de los Hechos. La Biblia nos dice que "el primer día de la semana, cuando estabamos reunidos para partir el pan..." (Hechos 20:7, LBLA).

Creemos que estamos llamados a ser como la iglesia primitiva del libro de los Hechos, que "Y se dedicaban continuamente a las enseñanzas de los apóstoles, a la comunión, al partimiento del pan y a la oración" (Hechos 2:42, LBLA). La iglesia primitiva del libro de los Hechos tenía claramente una profunda revelación del significado, la importancia y el poder de la Santa Cena. Por eso no participaban de ella sólo de vez en cuando. De hecho, la Biblia nos dice que "Día tras día continuaban unánimes en el templo y partiendo el pan en los hogares, comían juntos con alegría y sencillez de corazón" (Hechos 2:46, LBLA).

Día tras día continuaban unánimes en el templo y partiendo el pan en los hogares, comían juntos con alegría y sencillez de corazón (Hechos 2:46, LBLA)

Creemos que cada vez que participamos de la Santa Cena, ya sea en un servicio religioso o "de casa en casa" como en la iglesia primitiva (Hechos 2:46), debemos examinarnos a nosotros mismos para asegurarnos de que participamos de una manera digna de la Cena del Señor. Participar de una manera que sea digna significa participar con una revelación de Su obra terminada, reconociendo que no estamos participando de una comida ordinaria, sino de una que es santa y apartada. Significa que debemos participar con nuestra fe centrada en nuestro Señor Jesús, siendo siempre conscientes de que, al participar del pan, recordamos que Su cuerpo fue partido para que el nuestro fuera íntegro (1 Corintios 11:24, Isaías 53:5). Y al participar de la copa, recordamos que Su sangre fue derramada para el perdón y la remisión de todos nuestros pecados (Mateo 26:28, Colosenses 2:13).

Creemos que, si bien existen diferentes prácticas y creencias en las distintas denominaciones cristianas a lo largo de la historia de la Iglesia, todos podemos confraternizar en armonía como parte del cuerpo de Cristo y estar unidos en torno a las doctrinas cristianas fundamentales articuladas en el Credo de los Apóstoles y el Credo Niceno (1 Corintios 12:12, Efesios 4:3).

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