Gracia superabundante para tu vida (parte 2/3)

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Si te sientes desanimado y agobiado por las deficiencias que tienes, ¡no te preocupes! La gracia sobreabundante de Dios está a tu disposición para transformarte a ti o a tu situación más allá de tus sueños más descabellados. En esta serie de tres partes, Joseph Prince te muestra por qué Dios aún te suplirá con Su gracia aun cuando hayas fallado y cómo puedes recibirla. Aprende también cómo Dios puede usarte para Su gloria a pesar de tus errores pasados.

Dios utiliza a quien el mundo considera inútil

Muchos de ustedes saben que yo era tartamudo en la escuela secundaria. Un profesor siempre me hacía levantarme y leer en clase por el puro placer de oírme tartamudear: «Th th the…aa annual…nual…ra ra rain…fall fall…in in Brazil…». Todo el mundo se reía de mí y mis orejas se ponían rojas de vergüenza. Y cuanto más intentaba hablar con normalidad, peor me iba.

Poco sabía entonces que Dios ya había liberado una medida superabundante de Su gracia en mi área de debilidad. Su gracia no sólo puso fin a mi tartamudez. No, ¡fue tan abundante que me transformó en un predicador que no puede dejar de hablar de Jesús!

Mi tartamudez era sólo el intento del enemigo de detener lo que Dios ya había comenzado en mi vida. Si tan solo hubiera podido ver lo que Dios ya había comenzado en el área de mi debilidad, no me hubiera sentido tan desanimado y avergonzado. Probablemente me has escuchado decir que nací para predicar sobre el descanso y la gracia de Dios. Ahora sé que Su gracia me fue dada en abundante medida incluso cuando estaba en el vientre de mi madre. Fui llamado a predicar incluso antes de nacer!

Cuanto mayor es tu desafío, mayor es Su gracia en esa área para transformarla para Su gloria.

Mi amigo, en tu área de debilidad, el Señor ya te ha prodigado con una medida abrumadora de Su gracia. Mientras más grande sea tu desafío, más grande es Su gracia en esa área para transformarla para Su gloria. Tal vez estás teniendo grandes desafíos con tu adolescente rebelde ahora. Bueno, no esperes que él o ella simplemente sea más obediente. sino que esperes que este niño también arda por Jesús. Espera que este niño también crezca y se convierta en una persona exitosa, un esposo amoroso, y un padre responsable, ¡lleno de la sabiduría del Señor!

Así que cree que la gracia o favor sobreabundante del Señor ya está en tu situación para hacer por ti mucho más abundantemente de lo que puedas pedir o soñar (Efesios 3:20). Sé consciente de este favor cada día. Sigue confesándolo. Sigue esperando lo mejor de tu situación aparentemente desesperada. Puede que no suceda de la noche a la mañana, pero Dios ya está trabajando en tu vida. Él está uniendo todas las piezas en una hermosa obra maestra. Así que quita tus ojos de lo negativo y ve con ojos de fe lo bueno que el Señor ya está haciendo en tu vida!

Dios todavía puede usarte

Si alguien me hubiera dicho durante mi adolescencia que algún día predicaría a miles de personas y tendría un exitoso ministerio televisivo, habría pensado que estaba loco. ¿Cómo podría Dios usar a un tartamudo? ¿No sería mejor que eligiera a alguien elocuente y no tímido?

Recuerda siempre que donde abunda el pecado (o la falta de la marca), sobreabunda la gracia de Dios.

Muchas personas piensan que Dios no puede usarlos porque tienen ciertos defectos o están luchando con ciertas debilidades. Puedes haber pensado, tengo un problema de temperamento así que no creo que Dios quiera que yo le sirva. Mi amigo, siempre recuerda que donde abunda el pecado (o la falta de la marca), sobreabunda la gracia de Dios. Su gracia es Su favor inmerecido, no merecido. Así que es precisamente en el área de tu debilidad que el favor inmerecido sobreabundante de Dios puede fluir y transformar tu vida para Su gloria.

Ahora, por favor no malinterpretes lo que estoy diciendo aquí y pienses que esto te da luz verde para consentirte deliberadamente en el pecado o en el área de tu debilidad para que puedas disfrutar de la gracia sobreabundante de Dios. Eso es como decir: “Contraigamos todos deliberadamente una enfermedad para poder disfrutar de los placeres de la sanidad de Dios». Eso no es ciertamente lo que estoy defendiendo.

Lo que estoy defendiendo es realmente para aquellos a los que se les ha dicho que, porque han fracasado en algún sitio, son como un pájaro con un ala rota: nunca podrán volver a volar. Esa es la creencia del mundo, amigos. Pero Dios dice, “No solo sanare tu ala, te hare un aguila. Volarás de nuevo y volarás más alto de lo que lo has hecho nunca. Simplemente depende de Mi gracia sobreabundante”.

Amigo mío, no dejes que los deméritos que ves hoy en ti te convenzan de que Dios no tiene uso para ti. Puede que alguien te haya dicho que eres un “caso perdido”, o que nunca llegarás a nada. Escúcheme. Olvídate de los detractores. Dios tiene un plan maravilloso para tu vida. Te ha llamado desde el vientre de tu madre con un propósito divino.

Cualquiera que sea tu debilidad o defecto, ponlo en Sus manos. Él puede tomarla y usarla para llevarte más alto y hacerte más fuerte de lo que nunca has sido antes para Su gloria. Cuando dependes únicamente de Su abundante gracia, no tienes que quedarte estancado donde estás en la vida. Su gracia sobreabundante ya te ha sido suministrada a través del sacrificio de Su Hijo para ayudarte a cumplir los sueños que Dios te ha dado!

Gracia se siente atraído por tus deméritos

“Mi gracia se siente atraída por los deméritos del hombre”, me dijo una vez el Señor. ¡Qué verdad! La gracia de Dios se siente atraída por nuestros deméritos. ¿Te has dado cuenta? Jesús no tuvo ningún problema en mostrar Su gracia a los leprosos, a los enfermos y endemoniados, a los recaudadores de impuestos y a las prostitutas. Pero tenía un problema con los fariseos santurrones, o aquellos que creían que lo tenían todo y no necesitaban al Salvador. Durante Su ministerio terrenal, Jesús se movió entre gente llena de menos y deméritos. Le dieron la bienvenida porque vieron su necesidad de Él, y encontraron Su gracia de mucho efecto para ellos.

Así que anímate, amigo mío. Tus debilidades y descalificaciones, deméritos y desventajas, en realidad te califican para la gracia sobreabundante de Dios. Si estás enfrentando desafíos como padre soltero, sepas que Su gracia está sobre ti en doble porción para ser tanto una excelente madre como un excelente padre para tus hijos. Él también te está dando la unción, la fuerza y la sabiduría para cumplir con las exigencias de la familia y el trabajo.

Si eres adicto a la nicotina o al alcohol, Su gracia ya está ahí para que dejes el hábito para siempre. Su gracia está incluso ahí para reparar cualquier daño hecho a tu cuerpo. Si siempre eres el último en clase, ¡sabes que Su gracia está ahí para cambiar esas Fs en As! No sólo te irá bien académicamente, ¡sino que también tendrás sabiduría más allá de tus años!

Es sólo Su gracia generosa -no tus esfuerzos humanos- lo que te transformará y sacará lo mejor de ti. A Dios le encanta convertir a los que el mundo llama “perdedores” en personas influyentes en Su reino. Él elige “lo necio del mundo, para avergonzar a los sabios”, y selecciona “lo débil del mundo, para avergonzar a lo que es fuerte” (1 Cor. 1:27, LBLA). Es un experto en escoger a los últimos, a los perdidos, a los más pequeños, ¡y transformarlos en brillantes ejemplos de lo que sólo Su gracia puede lograr!

Ningún error es demasiado grande para Su gracia sobreabundante.

Amado, es posible que hayas tomado algunas malas decisiones en la vida y que estés cosechando las consecuencias naturales. Sea cual sea la situación en la que te encuentres, aunque el mundo te diga que es culpa tuya y te trate con crueldad, la verdad es que Dios te sigue amando y tiene buenos planes para tu vida (Jer. 29:11). Él no te condena. Quiere ayudarte. Ningún error es demasiado grande para Su gracia sobreabundante. Sólo Él puede tomar el desorden de tus errores pasados y transformarlo para darte un hermoso futuro. Donde abunda el pecado, Su gracia abunda mucho más. Y si dices: “No puedo hacerlo, Señor”, Él te dice: “Yo puedo. ¡Mírame!”

Este artículo fue escrito originalmente en inglés por el pastor Joseph Prince.

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